El disfraz

Te preocupa si hace frío, si hace calor. El sol sale igual, no lo podes disimular. Los anteojos no te van a salvar.

Los ojos cansados, la mirada perdida, profunda pero vacía y te preguntas a dónde vas hoy, el día te sorprende, te sacude, te lastima; la incertidumbre nunca fue tu amiga. Te buscas en los ojos de los demás. Sus ojos no sonríen, sus ojos son grises, y te preguntas: ¿cómo hacerlos revivir?

Pensas en fin de año, pensas en vacaciones, pensas en éxtasis, pensas en salir, pensas en hervir, pensas huir. Ahora es difícil encontrar luz, no importa que tan fuerte brille el sol. No importa. Vos pensas.

Te preocupas, te preguntas, pensas. Te preocupas, te preguntas, pensas. Te preocupas, te preguntas, pensas. Y asi…

¿Dónde quedo tu esencia? ¿A dónde hay que ir a buscarte?

-Lejos, me quiero ir lejos. Estoy confundido estoy perdido, estoy herido, estoy solo.

-No estás solo, me tenes a mí.

-Pero vos no sos nadie, nada. Quiero otra cosa.

-Vos no sabes lo que queres.

-Quiero silencio

-Yo te quiero

Silencio.

-Quiero que te vayas

-Te mentí no me gusta mi soledad, no la entiendo, no se bailar y no hablemos de inseguridad, duermo mucho, no encuentro otro libro que me guste leer, la gente me confunde, la gente me asusta, me fastidia. Te conté que estoy tratando de convivir con mis monstruos, tene cuidado, son contagiosos y vos no vas a poder lidiar con ellos tampoco.

Se subió al tren y se fue.

Se fue una parte de mí. No era otro que yo mismo disfrazado de infeliz.

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